Small Wars Journal

Drogas, narcotráfico y pandemia en Argentina

Fri, 03/25/2022 - 6:27pm

Drogas, narcotráfico y pandemia en Argentina

Pablo A. Baisotti

Esta artículo está disponible en inglés aquí.

Este artículo analiza el impacto de la pandemia de Covid-19 en la delincuencia y la violencia, relacionadas con las drogas en Argentina.[1] Al contrario de lo supuesto al inicio de la pandemia, el narcotráfico en Argentina encontró una situación provechosa para su expansión hacia las diversas regiones del país, especialmente en el conurbano bonaerense, el área que rodea a la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y que abarca 24 municipios en dos cordones y posee alrededor del 20% de la población total del país. Esta es la zona más pobre de la provincia de Buenos Aires (aunque no toda esta región es pobre), así como Rosario y sus alrededores, lo son para la provincia de Santa Fe (ver Figura 1). El crecimiento de la criminalidad se sustentó en la situación sanitaria, la debilidad del Estado con la creciente corrupción, y el aumento de la demanda de drogas. Dos consecuencias visibles fueron el resurgimiento de las “guerras de bandas” criminales y la baja calidad de las drogas (en su mayoría adulteradas), que causaron víctimas entre los ciudadanos (tanto por el consumo como por la inseguridad).

Argentina

Figura 1. Mapa de Argentina con las provincias. Dominio público

Introducción

De acuerdo con las Naciones Unidas, a nivel global, el narcotráfico genera un volumen que ronda entre los US $400,000 millones y US $600,000 millones al año, equivalente al 10% del comercio global.[2] Existe una profusa legislación internacional contra el narcotráfico, aunque ello no ha hecho decrecer el comercio, la producción y el consumo; más aún, pareciera que las cifras de venta y consumo continúan expandiéndose.[3]

Un estudio realizado en 2017 por el ex subsecretario de Lucha contra el Narcotráfico en Argentina, Martín Verrier, destacó que en el país se comercializaban unos US $1110 millones correspondiendo US $500 millones al negocio de la marihuana y US $218 millones al de la cocaína. La crisis económica profundizada desde 2019 y que golpea con particular fuerza a toda la región (impulsada por la pandemia) redujo la calidad de las sustancia más que su venta.[4] A su vez, el ministerio de Educación reconoció que un millón de alumnos, especialmente de los sectores más pobres de la sociedad, abandonaron la escuela en 2020 cuando se suspendió la presencialidad a causa del virus.[5]

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina realiza desde 2004 investigaciones sobre el desarrollo humano y social en Argentina a partir de parámetros normativos nacionales e internacionales, considerando que el incumplimiento de tales normas constituye una medida de la “Deuda Social”. Su finalidad es conocer los alcances de la pobreza, la marginalidad, la desintegración social y la desigualdad económica; así como de causas y alternativas de intervención en Argentina[6]. El informe de avance (2021) llamado “Crisis de empleo, pobreza de ingreso y privaciones sociales estructurales. Argentina urbana 2010-2021” destaca que el 43,8% de los argentinos se encontraba bajo la línea de la pobreza hacia octubre de 2021. Desglosando por edades se presenta que entre los niños y los adolescentes (0-17 años), el porcentaje de pobreza alcanzó a casi el 65%, único segmento que creció respecto al año anterior. La pandemia afectó el cuadro que desde décadas golpea el mundo del trabajo. La pobreza monetaria se concentra en hogares conducidos por personas vinculadas a segmentos de trabajadores marginales (relegado o excluido de la actividad económica). En el conurbano bonaerense el 51,6% de sus habitantes son pobres (2021).[7] Sin embargo, la pobreza no reina de manera homogénea, sino que se encuentran mezclada, en algunos casos, con zonas de clase media (y hasta de clase alta). Aunque en las últimas décadas la pobreza se extendió en esta región de manera alarmante.

Fig 2

Figura 2: Evolución de las tasas de indigencia y pobreza urbana en Argentina, en porcentaje de la población y de los hogares. Fuente: EDSA Bicentenario (2010-2016) y Agenda EDSA para la Equidad (2017-2025), Observatorio de la Deuda Social Argentina, UCA.

Véase el gráfico anterior (Figura 2): a partir de 2019 la pobreza superó el 50% de la población, llegando al pico en 2020. Si se comparan los porcentajes de pobreza más bajo con el más alto en el conurbano del período 2010-2021, encontramos una diferencia de casi el 25%: 31.9 (2011) y 56.6 (2020). Algo que un visitante desprevenido encontraría sumamente contradictorio (¡ya que Argentina es un país rico en tierras para la producción de alimentos!).

Toda esta desprotección redundó en una creciente marginalidad que parece no tener fondo, demostrándose terreno fértil para el narcotráfico – además de otras actividades ilegales – y un creciente reclutamiento para la criminalidad organizada. La pandemia no hizo más que acelerar los tiempos “criminales”, y retrasar los tiempos del Estado en la prevención y combate de este flagelo. La criminalidad se transformó, mutó a la par de los cambios en la sociedad durante la “eterna” cuarentena, para continuar operando; el Estado, por otra parte, intentó dar respuestas sanitarias – deficientes – a una sociedad golpeada y desorientada (¿al igual que en el resto del mundo?). De esta manera el narcotráfico comprendió “el signo de los tiempos”, y el Estado no. Este artículo aborda el tema del narcotráfico en Argentina en los últimos años, coincidiendo con la cuestión sanitaria y la crisis económica.

Pandemia y drogas, ¿dos jinetes apocalípticos para América Latina?

En 2018, alrededor de 269 millones de personas (entre 166 y 373 millones) habían consumido alguna droga al menos una vez en el año anterior, un 5,4% (entre 3,3 y 7,5%) de la población mundial entre 15 y 64 años. [8] En 2019, la cifra se elevó a 275 millones de personas para el mismo grupo etario (entre 175 y 374 millones). Esta cifra corresponde al 5,5% de la población mundial (entre 3,5 y 7,4%).[9] Con la llegada del Covid-19 el mercado de las drogas sufrió interrupciones temporales en la mayor parte del mundo, aunque se recuperó rápidamente. De hecho durante el 2020 aumentaron la utilización de rutas terrestres, las vías de navegación, y el envío de paquetes postales con fines criminales.[10]

Los diferentes mercados latinoamericanos de droga se vieron afectados de forma desigual: mientras que el tráfico de heroína continuó sin demasiados altibajos, el de cocaína se redujo durante el segundo trimestre de 2020. Estas variaciones fueron producto de la disminución de la oferta de los países productores. Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Panamá informaron acerca de cambios en las rutas utilizadas habitualmente por los narcotraficantes: aumentaron, por ejemplo, la utilización de rutas marítimas y de aeronaves privadas – a menudo a través de pistas ilegales. En Chile, las cantidades de clorhidrato de cocaína y pasta de coca incautadas decrecieron en un 39%, entre mediados de marzo y mediados de abril (2020) en comparación con el mismo periodo del año anterior (2019). Mientras tanto, en Argentina se informó que hubo una drástica reducción de las incautaciones de drogas relacionados con los vuelos comerciales y un aumento del uso de los servicios de mensajería para los envíos de drogas en pequeña y mediana escala. Por su parte Brasil observó un aumento general de incautaciones en sus puertos, ello atribuido al aumento de controles, no obstante no se alteró grandemente el tráfico de cocaína. En Bolivia, después de junio de 2020, con la relajación de las restricciones, las cantidades de drogas incautadas aumentaron considerablemente. En 2020 se consolidaron las rutas de narcotráfico que conectan este país con el océano Atlántico a través del sistema fluvial constituido por los ríos Paraguay-Paraná.[11]

Informes y situaciones en Argentina

Según datos oficiales de una encuesta de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR), el consumo de drogas se duplicó entre 2010 y 2019. En el primer caso, un 3,6% de la población consultada admitió consumir estupefacientes y una décadas más tarde las respuestas afirmativas treparon al 8,3%.[12] SEDRONAR realizó en 2017 el sexto estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas en la población general. A partir de una muestreo probabilístico se obtuvieron datos representativos de las provincias a partir de 20.658 casos, concluyéndose que el 5,3% de la población entre 12 y 65 años había consumido cocaína alguna vez en su vida, implicando un incremento del 100% con respecto al estudio de 2010.[13]

En la ciudad argentina de Rosario, provincia de Santa Fe, las organizaciones narco comenzaron a gestarse a finales de la década de 1990. Fue cuando la comunidad internacional comenzó a restringir la importación y comercialización de los precursores químicos en países productores de hoja de coca, como Colombia, Perú y sobre todo Bolivia. Recientemente en el Gran Rosario (ciudad y regiones contiguas), durante el segundo año de pandemia, el número de homicidios se volvió alarmante. El último reporte del Observatorio de Seguridad Pública de Santa Fe (OSP), destacó una cifra de 241 crímenes, un aumento interanual de algo más del 13% en la ciudad y la región, solo superado por lo sucedido en 2013 (271) y 2014 (254). Alrededor del 60% de los homicidios registrados durante 2021 en Rosario se vincularon al desarrollo de la economía ilegal o al funcionamiento de organizaciones criminales. La fiscal federal Mónica Cuñarro dijo que debido a las limitaciones y la crisis económica provocada por el Covid-19, el narcotráfico se diversificó y atomizó, creándose bandas más pequeñas.[14]

Efectivamente esta situación se debió a factores derivados directamente de la pandemia. La imposibilidad de circular, la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores provocaron que las bandas criminales restringiesen la calidad de la droga, la cantidad de su venta, y la división en zonas de influencia a nivel local para no movilizarse demasiado y conservar un territorio determinado. Contrariamente, como se ve en la actualidad, tras la relajación de las normas de protección “Covid-19”, las bandas criminales con mayor peso están intentando recuperar la “normalidad” de sus negocios. Para alcanzar este fin fue preciso “destruir” el pacto con algunos grupos criminales surgidos al calor de la pandemia, muchos de estos de escaso porte. El objetivo entonces fue buscar el fin de la fragmentación con la desaparición de estas “micropandillas” mediante la unión con otras más grandes o simplemente imponiendo por la violencia sobre la negociación. Se consideró que la porción del negocio era demasiado pequeña para la proyección de tantas bandas criminales. Finalmente, como fue de esperar, se produjo un incremento en los índices de violencia por la disputa territorial y también un mayor reclutamiento de jóvenes (muchos de otras bandas) y hasta niños.

Dos informes de la Drug Enforcement Administration (DEA) y uno de la Organización de Estados Americanos (OEA) alertaron desde mediados del 2021 sobre el aumento del consumo ilegal del fentanilo, un opiáceo de origen sintético usado en medicina y que fue la causa de la intoxicación por cocaína y posterior muerte de 24 personas en la villa (barrio popular) llamada Puerta 8, ubicada en el Partido de 3 de Febrero, provincia de Buenos Aires.[15] Los investigadores afirmaron que la adulteración se realizó con carfentanilo, un opioide extremadamente más potente que la heroína usado para adormecer animales de gran tamaño. Posteriormente, un peritaje hecho por expertos de la Policía Federal Argentina (PFA) determinaron que las dosis de cocaína decomisadas, cuando fue detenido Joaquín Aquino alias El Paisa, no contenían ese opioide.Los vecinos de esta villa creen que esa adulteración se debió a los enfrentamientos cada vez más violentos entre bandas de narcomenudeo.[16] Lo cierto es que debido a ello, más de 20 personas perdieron la vida en febrero de este año. Dos expedientes judiciales señalaron la participación de oficiales de policía en la comercialización de la droga adulterada y que el verdadero líder de la organización criminal era un tal Alicho. Su banda fue la que presuntamente habría comercializado la droga en Puerta 8, y en las villas 18 y El Gaucho y el barrio Lanzone (siempre en el conurbano bonaerense).[17] El juez Mariano Grammático Mazzari dictó la prisión preventiva para cinco de los narcos detenidos y consideró que cometieron homicidios “agravados por el uso de veneno como método insidioso”.[18]

Si bien el número de defunciones no es elevado para el porcentaje de homicidios registrados a nivel nacional y provincial entre 2018 y 2020 (siguiendo las cifras del Ministerio de Seguridad Argentino), se destaca que los mismos fueron producidos en el marco de la lucha entre bandas de narcotraficantes por el control territorial y por ende, comercial de los estupefacientes.

Fig 3

Figura 3. Víctimas de homicidio 2018-220, Argentina. Fuente: Ministerio de Seguridad de Argentina.

A nivel nacional, durante la pandemia (digamos a partir de 2020) la tasa de homicidios creció un 5% con respecto al año anterior (pasando de 2306 a 2416) superando también la cifra de 2018 (pasando de 2387 a 2416). Debe tenerse en cuenta que durante el 2020 la cuarentena redujo la movilización de las personas y, sin embargo, los homicidios aumentaron. En cuanto a la provincia de Buenos Aires los crímenes disminuyeron si se compara el 2018 con el 2020, en un 6%, pero aumentaron un 3% entre 2019 y 2020.

Fig 4

Figura 4. Población Buenos Aires vs. Argentina 2018-2020. Fuente: Ministerio de Seguridad de Argentina.

El Ministerio de Seguridad argentino estimó que hasta el 12 de noviembre de 2021 se produjeron al menos 703 casos por homicidios en la provincia de Buenos Aires, un promedio diario de 2,3 crímenes.[19] De acuerdo con el reporte de InSight Crime el avance de los homicidios es menor si se considera la diferencia entre 2014 (3228) y 2020 (2416), aunque esta última comparación es a nivel nacional y debe tenerse en cuenta que existen zonas decididamente más peligrosas (con Rosario, provincia de Santa Fe, a la cabeza que triplica la media de homicidios a nivel nacional).[20]

El especialista en narcocriminalidad, Edgardo Buscaglia, afirmó que Argentina tiene vacíos de Estado en la mayoría de las instituciones lo que fomenta el accionar de organizaciones criminales trasnacionales. Éstas realizan tráfico de bienes y servicios legales (por ejemplo explotaciones mineras) o ilegales (como la heroína o cocaína). Estos vacíos estatales permiten a las empresas ilícitas, como las bandas y las mafias, operar con escaso control y costos operativos, mientras que para las empresas completamente legales sucede, en ocasiones, lo contrario: son sometidas a todo tipo de burocracia y controles.[20] Como señalado, la búsqueda de vacíos legales en el Estado argentino fueron y son aprovechados por las bandas criminales las cuales aspiran a una mayor laxitud legal para desarrollar su negocio ilegal dentro de un marco en muchos casos se encuentra en el límite con la legalidad. De esta manera se crean espacio judiciales “grises” complejos que difícilmente llegue a una sentencia efectiva o de haberla, es mucho más reducida que en países donde las leyes están bien definidas. Argentina, convertida en un país de elaboración y procesamiento de drogas y no solamente de tránsito, posee huecos legales que se continúan cristalizando favoreciento, en última instancia, la ilegalidad, especialmente la de los narcotraficantes, extensamente asesorados por profesionales del derecho. La mencionada laxitud y deficiencia en las leyes (punitivas y de prevención) es una preciosa herramienta al momento de elegir el lugar de acción criminal.  

El Estado argentino exageró la persecución al consumidor, más que al narcotraficante. No significa ello que se deban legalizar las drogas, sino atacar con mayor ferocidad el comienzo del proceso. Si bien es lo ideal, también requiere mucho mayor trabajo y recursos porque las bandas criminales dedicadas al narcotráfico están cada vez más diversificadas (logística, distribución, inversiones) y se encuentran preparadas para atacar y defenderse (desde el ámbito legal, como también desde el ámbito material, es decir a través de las armas y otras formas de violencia). El vacío del Estado también se demuestra en la falta de profundidad de las políticas y las leyes. Se combate y se juzga, pero sin una acción duradera de fondo que disuada a los criminales. Una vez en las cárceles, muchos narcotraficantes continúan sus negocios, viven como sultanes, o simplemente cumplen condenas relativamente pequeñas. El Estado lo sabe y los narcotraficantes también, los primeros dicen que no pueden o que lleva demasiado tiempo, los segundos, disfrutan de esa imposibilidad y al mismo tiempo continúan robusteciendo su poder y arraigando en la sociedad.

Esta situación se vio agravada por el aumento del transporte aéreo y terrestre de sustancias ilegales a través de la frontera con Bolivia, Paraguay y Brasil. Las mayores interceptaciones de droga provienen de ruta paraguaya de la cocaína gestionada por organizaciones narcocriminales bolivianas que trafican por Paraguay hacia Argentina, más específicamente a la provincia de Santa Fe – y otras provincias del Noroeste argentino.[22] Con base en esta provincia se distribuye hacia la ciudad de Buenos Aires para venta minorista (si es de baja calidad), o hacia Europa (si es de alta pureza). También se detectó una ruta narco desde Chile. La Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR) procesó a tres presuntos empresarios paraguayos, ligados al transporte internacional de mercaderías, que habían contrabandeado más de media tonelada de marihuana ingresada en Argentina por la provincia de Formosa y que tenía como destino final Chile. El lavado de activos trasnacional también es habitual. Tal es el caso de una banda liderada por Carlos Sein Atachahua Espinoza, vinculada al narcotráfico en Argentina, Perú y Uruguay. Espinoza ingresó al sistema financiero argentino a través de distintas empresas dedicadas a negocios inmobiliarios, playas de estacionamientos, y acciones de firmas comerciales legales.[23] El último trabajo de PROCUNAR, de marzo de 2021, aseveró que la provincia de Formosa se sumó a la red ilegal de rutas, junto a Salta y Jujuy, entre otras jurisdicciones. El camino de la cocaína de calidad, por ejemplo, termina en el país en el puerto y desde allí a Europa.[24]

En diciembre de 2021 expertos se reunieron para analizar la problemática planteada por el accionar creciente de las bandas de crimen organizado en la provincia de Santa Fe. El encuentro llamado “Diálogo para la acción práctica. La respuesta institucional al desafío que plantea el narcotráfico en la Argentina. El caso de la provincia de Santa Fe. Aspectos más relevantes para el desarrollo de una política pública eficaz”, fue organizado por el Centro de Estudios sobre Seguridad Hemisférica, Terrorismo y Criminalidad Financiera de la Universidad de Buenos Aires (CESH) que dirige Juan Félix Marteau. Se destacó que en la dilatada situación crítica en la Provincia de Santa Fe se constatan prácticas mafiosas que, amalgamando el narcotráfico con otras acciones del crimen organizado (como el juego clandestino, la extorsión, el sicariato, la corrupción y otros delitos graves), se han establecido fuertemente en esta estratégica provincia.

Ello es posible por situaciones como la debilidad de las instituciones del Estado en todos sus niveles, las carencias del proceso de democratización, la corrupción en todos sus estamentos, y los pobres niveles de profesionalización de las fuerzas de seguridad. El encarcelamiento de los jefes de las organizaciones criminales más relevantes, así como la segmentación actual en grupos o bandas narcocriminales más pequeñas y autónomas, no ha conducido a la disminución de los altos índices de violencia en la provincia.[25]

Conclusiones

El narcotráfico en Argentina (como en muchos otros países de América Latina) no se ha visto demasiado afectado por la pandemia. Al menos no tanto como la lucha del Estado contra las drogas.

La pandemia impulsó la diversificación de las bandas criminales, y no solo aquellas dedicadas al narcotráfico ante la creciente debilidad del Estado, preocupado por luchar contra la pandemia y con resultados deficientes. Es decir, el Estado apartó la centralidad de su lucha contra el crimen organizado, pero sin lograr cualquier otro objetivo, demostrado por la cantidad de muertos por Covid-19, el insostenible aumento de la desocupación, el hambre y consiguientemente el malestar social. Esta incapacidad no ha hecho otra cosa que jugar a favor del narcotráfico capaz de leer la situación mucho más rápido que el Estado, mediante la diversificación, especialización y atomización de las bandas. La falta de capacidad estatal en Argentina, o mejor dicho, la creciente ineficiencia del Estado, aunque todopoderoso para imponer leyes inconsistentes y gobernar de forma populista, día a día está adoptando posturas y posiciones similares a Estados como Venezuela, Nicaragua y hasta Cuba, donde se ataca la disidencia social, pero los problemas de fondo se esconden y desestiman.

Para preservar y hasta expandir el mercado consumidor, los narcotraficantes han disminuido sensiblemente la calidad de la droga provocando consecuencias físicas en los consumidores llevando, como señalado, a la muerte a más de veinte personas en febrero de este año (2022). También se produjeron tensiones entre los mismos criminales alzando la violencia en ciudades como Rosario y el conurbano bonaerense, provincia de Buenos Aires. La actividad criminal provocó un aumento del homicidio en las ciudades argentinas más grandes, expandiendo su radio de acción desde las zonas más vulnerables, fortaleciendo sus vínculos con organizaciones criminales internacionales, especialmente de América del Sur y México. En relación con este último país, el narcotráfico argentino está copiando su accionar, y las zonas “liberadas” (muchas veces con el apoyo de algunos agentes de policía) ya no son una anomalía sino que están enraizadas en el tejido social.[26]   

Notas finales

[1] Véase John P. Sullivan y Robert J. Bunker, Eds. Covid-19, Gangs, and Conflict (A Small Wars Journal-El Centro Reader) para una visión detallada de las diversas formas en que las empresas criminales organizadas (bandas, cárteles y mafias) han reaccionado ante la pandemia de Covid-19. Este artículo parte de esa base.

[2] Martín Kanenguiser, "Cuánto dinero mueve el negocio de la cocaína en la Argentina". Infobae. 3 de febrero de 2022, https://www.infobae.com/economia/2022/02/03/cuanto-dinero-mueve-el-negocio-de-la-cocaina-en-la-argentina/.

[3] Ver Legilación Española Sobre Drogas, Vol. II Normas Internacionales, Índices Cronolológicos. Gobierno de España. Ministerio de Sanidad. 1 de marzo de 2021, https://pnsd.sanidad.gob.es/pnsd/legislacion/docs/LINT_CRONO.pdf; y Los tratados de fiscalización internacional de Drogas. Viena: UNDOC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito). 2013, https://www.unodc.org/documents/commissions/CND/Int_Drug_Control_Conventions/Ebook/The_International_Drug_Control_Conventions_S.pdf.

[4] Op. cit., Kanenguiser en la nota 2.

[5] Débora Rey,“Puerta 8, el barrio de la misteriosa cocaína en Argentina”. Los Angeles Times. 11 de febrero de 2022,
https://www.latimes.com/espanol/internacional/articulo/2022-02-11/puerta-8-el-barrio-de-la-misteriosa-cocaina-en-argentina.

[6] Patricio Almeeida Gentile, “Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina," https://observatorio.unr.edu.ar/observatorio-de-la-deuda-social-argentina-uca/#:~:text=Observatorio%20de%20la%20Deuda%20Social%20Argentina%207C%20UCA,-.&text=Su%20objetivo%20principal%20es%20estudiar,de%20la%20 "Deuda%20Social".

[7] Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina. (2021). Crisis de empleo, pobreza de ingreso y privaciones sociales estructurales. Argentina urbana 2010-2021. Resumen de prensa. https://drive.google.com/file/d/1X9MacOQBt8gxzSqH8pdVLBk8pl8xpXz9/view.

[8] Informe Mundial sobre las Drogas 2020, cuaderno 2, Consumo de drogas y consecuencias para la salud. Viena: UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito). 2020, https://www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/wdr-2021_booklet-2.html.

[9] Ibid.

[10] Resumen ejecutivo / Implicaciones políticas. Viena: UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito). 2021, https://www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/wdr-2021_booklet-1.html.

[11] COVID-19 y las drogas: Impacto y perspectivas. Viena: UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito). 2021, https://www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/wdr-2021_booklet-5.html: p. 43.

[12] Eduardo Paladini, “Narcotráfico y consumo en Argentina. Droga adulterada, muertes y una fuerte confesión oficial: ‘Por supuesto puede volver a pasar’”. Clarín. 7 de febrero de 2022, https://www.clarin.com/politica/droga-adulterada-muertes-fuerte-confesion-oficial-supuesto-puede-volver-pasar-_0_Zw4FOaM5UC.html.

[13] Pablo Esteban, “Cocaína adulterada: cómo es la droga que se consume en Argentina y qué efecto tiene en el cuerpo”. Página 12. 8 de febrero de 2022, https://www.pagina12.com.ar/400164-cocaina-adulterada-como-es-la-droga-que-se-consume-en-argent.

[14] “La tragedia de la ‘cocaína adulterada’ expone la realidad del comercio de drogas post-pandémico en Argentina”. Buenos Aires Times. 7 de febrero de 2022, https://www.batimes.com.ar/news/argentina/laced-cocaine-tragedy-exposes-reality-of-post-pandemic-drug-trade-in-argentina.phtml.

[15] Daniel Santoro, “La posible causa de la droga envenenada. Un informe de la OEA y dos de la DEA alertaron sobre el aumento del consumo del fentanilo en Argentina’. Clarín. 6 de febrero de 2022, https://www.clarin.com/politica/informe-oea-dea-alertaron-aumento-consumo-fentanilo-argentina_0_ikhFg7dtv6.html.

[16] Op. cit., Rey en la nota 4; Gabriel Di Nicola, ‘Droga adulterada: la cocaína que le secuestraron a El Paisa no estaba cortada con opioides’. La Nación. 22 de febrero de 2022, https://www.lanacion.com.ar/seguridad/droga-adulterada-la-cocaina-que-le-secuestraron-a-el-paisa-no-estaba-cortada-con-opioides-nid22022022/.

[17] “Buenos Aires: la mitad de la banda del presunto dueño de la cocaína adulterada son policías”. Misiones Online. 13 de febrero de 2022, https://misionesonline.net/2022/02/13/droga-adulterada-4/.

[18] “Cocaína adulterada: la Justicia consideró que hubo envenenamiento ‘insidioso’”. Chaco día a día. 11 de marzo de 2022, https://www.chacodiapordia.com/2022/03/11/cocaina-adulterada-la-justicia-considero-que-hubo-envenenamiento-insidioso/.

[19] Estadísticas Criminales de la República Argentina. Ministerio de Seguridad, https://estadisticascriminales.minseg.gob.ar/.

[20] “Balance de InSight Crime de los homicidios en 2021.[ Argentina].” InSight Crime. 1 de febrero de 2022, https://es.insightcrime.org/noticias/balance-insight-crime-homicidios-2021/.

[21] Eduardo Buscaglia, “Argentina es un país de muy bajo costo para las organizaciones criminales”. Universidad de San Andrés (Udesa). n.d., https://udesa.edu.ar/Revista/Detalle/10_1244_Edgardo-Buscaglia-Argentina-es-un-pais-de-muy-bajo-costo-para-las-organizaciones-criminales.

[22] Ver, por ejemplo, “Gendarmería secuestró una segunda avioneta relacionada al tráfico de drogas entre Paraguay, Uruguay y Argentina.” Ministerio de Seguridad, Gobierno de Argentina. 1 de octubre de 2021, https://www.argentina.gob.ar/noticias/gendarmeria-secuestro-una-segunda-avioneta-relacionada-al-trafico-de-drogas-entre-paraguay; “La Prefectura Naval secuestró casi una tonelada de marihuana en Corrientes y Misiones”. Ministerio de Seguridad, Gobierno de Argentina. 30 de septiembre de 2021, https://www.argentina.gob.ar/noticias/la-prefectura-naval-secuestro-casi-una-tonelada-de-marihuana-en-corrientes-y-misiones; y “Allanamientos en Entre Ríos dieron con la avioneta que transportaba droga desde Paraguay a Uruguay”. Ministerio de Seguridad, Gobierno de Argentina. 29 de septiembre de 2021, https://www.argentina.gob.ar/noticias/allanamientos-en-entre-rios-dieron-con-la-avioneta-que-transportaba-droga-desde-paraguay.

[23] Andrés Klipphan, “Narcotráfico: los focos más calientes de un delito violento que crece día a día en la Argentina”. Infobae. 13 de febrero de 2022, https://www.infobae.com/politica/2022/02/13/narcotrafico-los-focos-mas-calientes-de-un-delito-violento-que-crece-dia-a-dia-en-la-argentina/; y Lucas Aranda, “Subieron 13%. Otro año de extrema violencia en Rosario, con 241 crímenes y el tercer registro más alto en la última década”. Clarín. 31 de diciembre de 2021, https://www.clarin.com/policiales/ano-extrema-violencia-rosario-241-crimenes-tercer-registro-alto-ultima-decada_0_hULMhydN0.html.

[24] Ibid., Klipphan.

[25] Fabio Ferrer, “Expertos advirtieron que el crimen organizado que opera en Rosario puede expandirse a todo el país”. Infobae. 27 de diciembre de 2021, https://www.infobae.com/politica/2021/12/27/expertos-advirtieron-que-el-crimen-organizado-que-opera-en-rosario-puede-expandirse-a-todo-el-pais.

[26] Estas “zonas liberadas” son esencialmente “zonas libres de delincuencia” o “enclaves criminales”, según la definición de Sullivan. Véase John P. Sullivan, “Terrorism, Crime, and Private Armies”, Low Intensity Conflict & Law Enforcement, invierno de 2002: pp. 239-253, https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/0966284042000279018?journalCode=flic20 y John P. Sullivan, “Criminal Enclaves: Cuando las bandas, los cárteles o los capos intentan tomar el control” Stratfor Threat Lens. 10 de julio de 2019, disponible en https://www.academia.edu/39800892/Criminal_Enclaves_When_Gangs_Cartels_or_Kingpins_Try_to_Take_Control.

 

Categories: El Centro

About the Author(s)

Dr. Pablo A. Baisotti received his PhD in Politics, Institutions and History from the University of Bologna School of Political Science in 2015. Before that he received an M.Phil. in International Relations Europe-Latin America from the University of Bologna in 2008 and an M.A. in Law and Economic Integration from the University Paris I Pantheon Sorbonne and the University del Salvador in 2007. He was Fellow Researcher at Sun Yat-sen University in China and a full-time Research Fellow at the Maria Sibylla Merian Center, University of Costa Rica. Currently he is an  Associate Researcher at the Department of Latin American Studies at the University of Brasilia, and External Lecturer at the Institute of Iberian and Ibero-American Studies, Warsaw University. As editor/author he has published more than 20 books on Latin American history, politics, literature and economic policy.